La almohadilla eléctrica, o almohadilla térmica, es una alfombrilla equipada con una resistencia eléctrica que, al enchufarse a la corriente, desprende calor.

 

¿Para qué sirve la almohadilla eléctrica?

 

El principal cometido de la almohadilla eléctrica es aliviar el dolor de músculos y articulaciones, por lo que su aplicación es terapéutica. Cuando acudimos al médico porque experimentamos un trastorno musculoesquelético, es usual que nos recomiende ejercicios acompañados de terapias frío/calor.

Aplicar bolsas de frío sobre lesiones, consigue disminuir los espasmos musculares y el flujo sanguíneo, reducir la inflamación y el daño de los tejidos secundarios y aliviar el dolor. Suele recomendarse durante las primeras 48h tras un traumatismo agudo, cuando hemos forzado demasiado alguna parte del cuerpo, para aliviar el dolor de golpes, esguinces o roturas musculares y para evitar edemas o ampollas.

El calor que desprende una almohadilla eléctrica:

  • Aumenta el flujo sanguíneo en la zona donde la coloquemos, facilitando la llegada de oxígeno y nutrientes a los músculos y reduciendo la presión arterial.
  • Ayuda a los músculos a recuperar su flexibilidad y a relajarse, mejorando la elasticidad del tejido conectivo, disminuyendo el dolor de contracturas musculares y evitando espasmos musculares.
  • Acelera el metabolismo, activando las defensas del sistema inmunológico.

Por lo tanto, las almohadillas eléctricas de farmacia son ampliamente demandadas para aliviar el dolor de: artrosis, agujetas, contracturas, calambres, ciática, menstruación, dolor por bajas temperaturas o malas posturas, lumbalgia, reumatismo, lesiones deportivas o tendinitis.

 

Tipos de almohadillas eléctricas de farmacia

 

Los diferentes tipos de almohadilla eléctrica que encontraremos en los productos de ortopedia de la farmacia, se distinguen principalmente por la zona del cuerpo para la que está pensado su uso:

  • Almohadilla eléctrica cervical: creada para tratar dolores cervicales, de hombros y de la parte superior de la espalda. Están diseñadas para adaptarse a cuello y hombros.
  • Almohadilla eléctrica dorsal: adecuada para tratar dolores de espalda y cuello. Tiene forma de chaleco, ajustándose en cuello y cintura.
  • Almohadilla eléctrica lumbar: apropiada para dolores en la parte baja de la espalda y el abdomen. Diseñada en forma de cinturón y ajustada al cuerpo gracias a una tira de velcro extensible.
  • Almohadilla eléctrica universal: pensada para cualquier tipo de dolor articular o muscular. Está diseñada en forma rectangular y se adapta a todas las partes del cuerpo.

 

¿Qué tener en cuenta antes de adquirir una almohadilla eléctrica?

 

Para que una almohadilla eléctrica consiga el efecto esperado debe superar la temperatura corporal, es decir, conseguir temperaturas superiores a los 34/36 ºC. El consumo eléctrico de la almohadilla dependerá de su potencia.

Por otro lado, el tamaño de la almohadilla eléctrica debe cubrir la zona a tratar y sus sujeciones permitirnos usarla cómodamente.

En cuanto al material, podemos optar por fundas fabricadas con materiales transpirables o de algodón. Pero, procuremos que la funda pueda retirarse para lavarla o bien que sea una almohadilla eléctrica lavable, teniendo siempre presente que no es recomendable colocar la almohadilla caliente directamente sobre la piel.

Por último, pensemos en nuestra seguridad y adquiramos almohadillas regulables en temperatura y con apagado automático, para evitar quemaduras e incendios.

Si no estás seguro/a de cuál es la almohadilla eléctrica de farmacia que mejor se adapta a tus necesidades, pregunta al farmacéutico/a.

 

Otras opciones para los dolores musculoesqueléticos

 

Junto a las almohadillas eléctricas de farmacia encontraremos parches de calor, compuestos por una combinación de hierro, carbón, sal y agua que, al entrar en contacto con el aire, liberan calor entre 8 y 16 horas. Funcionan adhiriéndolos a la piel de la zona dolorida, por lo que son muy prácticos si estamos fuera de casa o en constante movimiento. Su finalidad es aliviar el dolor por artritis, cansancio musculoesquelético, distensión, esguince, sobrecarga o tensión muscular.

En la farmacia cuentan con parches de calor adaptables a todas las zonas del cuerpo, parches de calor para lumbares y cadera o parches de calor para cervicales, hombros y muñecas. Pregunta al farmacéutico/a por el parche de calor que mejor se ajuste a tus necesidades y la forma correcta de utilizarlo.